Entrevista a Pati Ruíz Corzo
En Cultura
¿A qué te dedicas en el día a día?
Soy la directora del Grupo Ecológico Sierra Gorda y desde hace treinta años me he dedicado a asumir responsabilidad y acción para aliviar presión a la Madre Tierra, educación ambiental comunitaria, conservación de hábitat preservación de la vida silvestre, restauración forestal, regeneración de suelos, producción de alimentos y fortalecimiento de micro-empresarios principalmente orientados a la provisión de servicios turísticos comunitarios.
¿Cuál es tu rincón favorito de la Sierra Gorda? ¿Por qué?
Mi casa sin lugar a dudas es el lugar por excelencia para estar y conectar con la naturaleza en mi propio jardín, un bosque de liquidámbar, un árbol de extraordinaria belleza, majestuoso, en un relicto de un hábitat casi extinto en donde se encuentran todas las cosas favoritas de la vida, rodeada de abundancia: leña, frutas, hortalizas, aves con bellísimos cantos, agua de manantial, aire de bosque, lleno de los gratificantes placeres de la vida simple y con suerte un venado fuera de mi puerta, eso me hace muy feliz.
¿Se puede vivir en armonía con la naturaleza? ¿Cuáles son las claves para lograrlo?
La armonía con la naturaleza debería ser algo cotidiano, tener los sentidos listos para apreciar la belleza, el intrincado tapiz de seres vivos con sabiduría y amor por hilos que se entrelazan haciendo posible el milagro de la vida.
Tener un concepto de la abundancia muy diferente al contar monedas toda la vida, darte cuenta como la naturaleza provee y cuida a todos sus hijos, sentirte parte de esa fraternidad es muy reconfortante, encuentra uno puerto, rodeada de amor y regalos que te llegan en muy variadas y jugosas formas, comer verduras acabadas de cortar con toda la energía del sol cultivadas en forma orgánica, huevos de gallinas felices, tomar una siesta en la hojarasca con el olor perfumado de la tierra, una caminata debajo de un bosque, un placer.
La clave principal es el reconectar con lo real, ser un buscador de experiencias auténticas, trascendentes en tu vida, darte cuenta de lo corto de nuestra existencia, buscando no sólo vivir sino honrar la vida, retomando con cordura una vida natural.
¿Qué le dirías a alguien que viene a visitar la Sierra Gorda por primera vez?
Que respete y disfrute este tesoro nacional, que investigue su extraordinaria historia natural, que aprenda de la flora y la fauna, de sus centros arqueológicos con su insospechado valor, señalan una intensa actividad y el papel protagónico de la casta sacerdotal que regía con influencia en todas las culturas de México, última área bien conservada en el centro del país, un puente entre lo neártico y lo tropical en donde se conjuga una extraordinaria bio-diversidad.
Que pruebe las delicias gastronómicas de la Ruta del Sabor 24 fonditas a lo largo de la carretera, , se hospede en la Red de alojamientos comunitarios, encantadoras cabañitas de barro, en la punta del risco, o a la orilla del rio, posadas, talleres artesanales, tome una caminata, métase al rio, admire la belleza de la naturaleza haga su plan, a su medida, conviva con el encantador espíritu de los serranos, que las montañas seguramente los acogerán como una madre recibe a sus hijos, venga y con respeto admire este tesoro natural de México.
¿De todos los premios que has recibido, cuál ha sido el más significativo para ti y porqué?
El ser nombrada como Campeona de la Tierra del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (PNUMA) va con mi aspiración porque siempre me he sentido así, lista para defenderla, conservar la integridad del territorio.
Cuidarla en este momento de tanta agresión, asumir toda la responsabilidad necesaria, trabajar con todas las fuerzas de mi espíritu y de mi apasionado corazón, porque así vivo buscando movilizar todas las fuerzas que coadyuven para conseguirlo, con persistencia, consciente de a quien sirvo a través de su Creación.
¿Cómo vislumbras el futuro en cuanto a nuestra relación con el medio ambiente? ¿Qué te da esperanza y qué te preocupa?
Me preocupa todo, me apena nuestro abuso, nuestra inconsciencia que ya rebasó los límites de la esperanza, el ambiente, el sistema creo que han fallado, ese mundo que nosotros conocemos se está diluyendo, como agua entre nuestros dedos, el orden divino que marcaba todos los instantes de la complicada red de la vida está destrozado, no nos queda sino prepararnos para una sobrevivencia muy penosa como ya sucede con tantas víctimas de desastres ambientales provocados por nuestras demandas y miopía.
La esperanza será la que nosotros consigamos levantar con acciones llenas de amor, con mucha cordura dejar atrás lo banal de nuestra sociedad y con vergüenza integrarse a la acción, tal vez el amor y el reencuentro con la Tierra nos permita amortiguar este eminente cambio.