SEMANA SANTA EN QUERÉTARO

En Cultura

 

La Semana Santa, o las fiestas de Pascua, es uno de las celebraciones religiosas más destacadas en diversas partes del mundo católico o cristiano: festejar la resurrección de Cristo, una forma de expiación de los pecados o malas acciones personales de quienes asisten a las representaciones de este supuesto acontecimiento sucedido hace dos mil años del calendario occidental.

 

En Querétaro, como en la mayoría del mundo católico, cientos de personas asisten alegres a una dramatización de los últimos días de Jesucristo, cuya figura marcó un hito en la historia y la base de una doctrina que pervive hasta nuestros días desde hace cientos de años.

 

Cada una de las representaciones se caracteriza por algún aspecto de su realización, en Filipinas por los castigos corporales, en Italia y en España por sus antiguas procesiones; en México, la representación más celebrada es la de Iztapalapa en la Ciudad de México por sus miles de asistentes y por la calidad de sus escenarios, sus vestuarios y la preparación de sus actores para la dramatización; sin embargo, para quien visita y habita Querétaro, los festejos de la también llamada semana mayor son una opción para disfrutar de esta tradición religiosa.

                                       

La celebración.

 

Como hemos dicho, lo que da razón a este festejo de la Semana Santa es, para el mundo católico, la Resurrección de Jesucristo, figura que sentó las bases de esta doctrina religiosa mediante enseñanzas que fueron validadas por los supuestos milagros atribuidos a su gracia y persona. Uno de ellos, el último, haber superado la muerte; y, a tan grande proeza, su celebración merece comenzar desde los acontecimientos previos a su crucifixión en el cerro del Calvario.

 

El primer acontecimiento que festeja la iglesia católica, es llamado Domingo de Ramos, en el que los devotos llevan palmas, originalmente de olivo, a bendecir a misa, como símbolo del día en que Cristo entró montado en un burro a Jerusalén aclamado por los pobladores, quienes, se dice, colocaron y agitaron palmas a su paso, habiendo reconocido los milagros que el “hijo de dios” había realizado y que eran noticia a lo largo del imperio romano en aquellos años.

 

El siguiente suceso es cuatro días más tarde, el Jueves Santo, cuando Jesús ofrece una última cena que conmemoraba la liberación del pueblo judío de los egipcios y en la que anunció que sería traicionado. En los festejos de Semana Santa es un momento obligado recrear el lavatorio de pies que hace el Nazareno a sus discípulos, en gran muestra de humildad para una tarea que estaba designada a los sirvientes en estas cenas judías conmemorativas.

 

La tradición relata que luego de esta cena, al dirigirse Cristo al Huerto de los Olivos a rezar fue traicionado por Judas Iscariote y aprendido por soldados romanos. Comienza el recorrido hacia la condena que lo llevará a la muerte, los pasajes que se representan el Viernes Santo.

                                                        

Este día incluye el momento más trágico de la historia de estos días de Jesucristo, en el que el mundo católico representa el juicio y el castigo que recibe el Mesías al ser traicionado por el mismo pueblo que lo aclamó y que le insulta mientras carga la cruz donde manos y pies serán atravesados por clavos gigantescos aquel mediodía en el Calvario. Esa misma tarde muere ―según los relatos bíblicos a las 3― y su cuerpo es bajado del madero, llevado a la tumba antes del atardecer, pues el sábado los judíos tenían prohibido realizar ninguna actividad y el cuerpo tendría que esperar hasta el domingo para ser embalsamado.

 

 El Sábado de Gloria se considera en realidad el día en que Jesucristo resucitó, sin embargo, es hasta el siguiente día el que se refiere a este suceso, pues es cuando la tradición narra que María encuentra la tumba vacía y se realiza entonces el último milagro atribuido a Cristo. Este Domingo de Resurrección es festejado con misas solemnes para los feligreses.

 

 

La tradición en Querétaro.

 

En el estado de Querétaro, las celebraciones de la Semana Mayor son las de mayor fuerza luego de las dedicadas a los santos patronos en las comunidades y municipios de la entidad. Todas son muestra del arraigo de sus habitantes a la fe y a la memoria de sus tradiciones, pero algunas destacan por su longevidad o por el impacto entre los asistentes.

                                                         

La Visita de la 7 Casas.

 

En la capital queretana, por ejemplo, destaca la llamada Visita de las 7 casas, en la que los devotos católicos recorren las calles a pie para ingresar a siete iglesias el Jueves Santo por la tarde. Esta visita es un acercamiento simbólico al peregrinaje que vivió Cristo 1) del Cenáculo al Monte de los Olivos, 2) del Huerto de los Olivos a la casa de Anás, 3) De la casa de Anás a la de Caifás 4) de la casa de Caifás al Pretorio de Pilato, 5) de la casa de Pilato ante el rey Herodes, 6) del encuentro con Herodes de regreso a Pilato, y 7) de la casa de Pilato hasta el Calvario.

 

Este peregrinaje es posible para la gente gracias al pasado profundamente ligado al establecimiento de distintas órdenes religiosas en Querétaro, lo cual puede observarse en la cercanía entre las 18 iglesias que se encuentran en el centro de la ciudad y que agradece el turismo religioso que visita la capital.

                                                     

La Procesión del Silencio.

 

Este evento es la representación religiosa que más impacto ha causado entre los asistentes al Centro Histórico durante estos días de Semana Santa, puesto que el recorrido de estos mártires encapuchados, quienes parten del Templo de la Cruz y regresan al final al mismo lugar, recrea una atmósfera pesadamente lúgubre sobre los primeros cuadros de la capital.

 

Algunas de las principales calles del centro se llenan de admirados asistentes que observan a los cientos de encapuchados que cargan sus cruces; el rumor de las cadenas arrastrándose por los adoquines, la fricción de los pesados maderos de las cruces, los murmullos de la gente y las trágicas imágenes que las cofradías religiosas llevan en hombros, se mezclan con un silencio enrarecido y el lejano sonido de la vida más allá de la ruta. Sin duda algo que fascina a los turistas locales y nacionales que nos visitan cada año.

 

La Cañada.

 

La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, es, probablemente, la representación más antigua en Querétaro, pues inició en 1865 y desde 1962 no se ha interrumpido su realización en este barrio ubicado ya en el municipio de El Marqués.

                                                        

Esta representación cuenta con un número cercano a los 100 participantes, sin contar a las 40 personas encargadas del staff, escenografía y organización, ni a todas aquellas familias que apoyan con comida, apoyos en especie y en el vestuario de los actores; todos unidos para representar uno de los guiones más completos de estos pasajes bíblicos en el estado.

 

El recorrido de los actores se extiende a 1.8 kilómetros, y sumadas las representaciones del Domingo de Ramos, las del Jueves y Viernes Santo, suman más de 10 horas de función. Algo digno de reconocimiento, y qué mejor manera que asistir.

 

San Joaquín.

 

Los festejos de la Semana Santa adquieren un matiz distinto en la cabecera de uno de los municipios de la Sierra Gorda más bonitos de Querétaro, San Joaquín. Aquí, aunque de representación breve (pues solamente se realiza el día viernes), la explanada de la presidencia municipal, las cuestas de sus calles para el recorrido y el Mirador de las Crucitas, son ideales para este fin, con el agregado de los hermosos paisajes naturales que rodean y componen a este municipio.

                                                            

Además la comunidad de San Joaquín adereza este festejo con el tradicional “Baile Endiablado” al día siguiente a la representación de Semana Santa, donde varios jóvenes, niños y niñas, todos disfrazados y enmascarados, bailan en la explanada bajo el ritmo de música popular y del tradicional huapango que no podía faltar.

 

Tolimán

 

Por último, nos encontramos con uno de los festejos donde se distingue un sincretismo palpable entre la religiosidad católica y los tintes de los pueblos originarios de la Sierra Gorda.

 

Todo comienza el día siguiente al domingo de ramos, cuando, con sus máscaras y atuendos, la tradicional figura de los flachicos y diablitos se encaminan en andanzas de tono de travesura a las capillas de las comunidades para llevarse las imágenes al curato de la cabecera municipal, donde se resguardan toda la semana.

                                                                

El día Jueves, los niños y jóvenes son quienes llevan a cabo las representaciones de los pasajes bíblicos de la semana Mayor, acompañados por los tambores y el sonido de las flautas de carrizo. Al día siguiente, la gente de las comunidades que han llegado a la cabecera para disfrutar de los festejos se dirigen al Calvario, y por la noche, en las capillas de sus comunidades, realizan velatorios y cantan rezos igualmente guiados con la música de las flautas y los tambores; hasta que, finalmente, el domingo de Resurrección son llevadas de regreso las imágenes a las capillas de sus comunidades y la vida vuelve a la normalidad.

 

Así se vive la Semana Santa en el bello y multifacético estado de Querétaro, con diferentes opciones para disfrutar de esta tradición en estas vacaciones.

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