Los Caminos de San Junípero Serra

En TURISMO

Por José Niembro Calzada

 

 

La vida del padre Serra

 

La posibilidad de viajar —de salir de la rutina, tener una tarde  de cine o teatro, ver a los amigoso a la familia— es una de esparcimiento, entretenimiento y quizá de crecimiento personal. Pero viajar también tiene otros sentidos; por ejemplo, viajemos por la historia y conozcamos algo del protagonista de este escrito: san Junípero Serra, quien fue canonizado en la primera década de este siglo por el papa Francisco y es considerado por muchas personas como el misionero más grande que ha dado España.


Fue un hombre de un metro sesenta de altura. Nació en 1713 en la isla de Mallorca y dio sus primeros pasos en Petra, un poblado que se encuentra a poco más de una hora de Palma, la capital de este conjunto de las famosas Islas Baleares, en el centro del mar Mediterráneo. Fue bautizado como Miguel José Serra Ferrer, nombre que él mismo cambió cuando entró a la Orden Franciscana, en 1731, por el de Junípero —como el discípulo de san Francisco de Asís.

Junípero Serra fue un mallorquín por demás inquieto y motivado por la fe para aspirar, desde joven, a venir a América a evangelizar. Su fragilidad a causa de incontables enfermedades se lo impedía, pero la fe y la devoción hicieron que lograra su cometido. Fue una persona apegada al estudio, la oración y a la cercanía con la comunidad, siempre al día en sus deberes. Obtuvo el doctorado en Teología y fue maestro de novicios, lo cual le dio reconocimiento en la comunidad franciscana por sus talentos —que también se veían reflejados en su gusto por la música, el teatro, la empresa de elaboración de aquello que acercara recursos para prosperar y muchas iniciativas más.


A los 35 años finalmente logró ser aceptado en un navío que lo llevaría a la Nueva España, en una travesía de cien días por el océano Atlántico. Su estancia en este territorio fue de poco más de dieciocho años, de los cuales en Querétaro, en la Sierra Gorda, pasó apenas la mitad. Sin embargo, fueron suficientes para lograr lo que otros no pudieron en casi doscientos años: convertir a la comunidad pame al cristianismo, haciéndolo con inteligencia, interés, amor y negociación —por ejemplo, aprendió el otomí para comunicarse con ellos, introdujo animales domésticos y fomentó el comercio. Como muestra de la conversión de los habitantes al cristianismo, el padre Serra logró tomar a la diosa Cachum —madre del sol para los pames— de su nicho en la Sierra Gorda; un hecho que lo marcaría como el verdadero evangelizador de la región. Esos años fueron suficientes para que los indígenas pactaran paz, tuvieran participación, conversión y adhesión a la nueva fe. Así, el padre Serra logró que la Sierra Gorda tomara un nuevo rumbo y dejara de ser un lugar de gentilidad.

Después de esa estadía en tierra serrana, recorrió otros lugares de la Nueva España, hasta que, finalmente, en 1768, mientras se encontraba en Baja California, fue llamado por la Corona española para encabezar el complejo proyecto misionero de la Alta California, donde logró edificar las primeras nueve de las veintiún misiones del Camino Real de aquella entidad tan rica y próspera.


El padre Serra enfrentó a lo largo de los años adversidades que, lejos de desmotivarlo, le hicieron tener más ahínco en sus objetivos, motivado por la férrea meta de defender los derechos humanos de los indígenas —ante los abusos que algunos oficiales y soldados españoles cometían—, mejorar su nivel de vida y hacer una gran colonia, en favor de Dios y la Corona.

 

Desde su llegada a América, padeció de una llaga derivada de la picadura de un insecto —que le duraría hasta su muerte y que no fue más que un elemento de penitencia que mantuvo como tal. Fue, además, un estratega, porque sin su intervención la presencia de Rusia en lo que hoy es el norte de Estados Unidos —Alaska— se hubiera concretado. Pero gracias a sus denuncias ante el virrey Bucareli logró que fueran expulsados de todo ese territorio.

 

Falleció a los 70 años en la Misión de San Carlos Borromeo —actualmente Monterrey, California—, donde fue sepultado. El 25 de septiembre de 1988 el papa Juan Pablo II lo beatificó y, en 2015, fue canonizado por el papa Francisco durante una de sus visitas a Estados Unidos.

 

 

 

El legado de san Junípero

 

Dentro del legado de san Junípero Serra podemos enumerar las cinco misiones franciscanas de la Sierra Gorda, inscritas desde el 2003 como Patrimonio Cultural de la Humanidad ante la Unesco: un privilegio de orden internacional y un acontecimiento del que este año se celebran veinte años. Estas joyas del arte barroco, que poseen un enorme significado teológico, iconográfico y arquitectónico, guardan contenidos en sus fachadas que van desde el paraíso —con el jardín de Adán y Eva— hasta santos pilares de la Iglesia del medievo y también, por qué no, la presencia de los xitas en las fachadas de Jalpan o de la luna —mediante el conejo en Concá—, por citar solo algunos de sus elementos.

 

 

A continuación enumero algunas características de la misión de Jalpan para animar a los viajeros a reccorrerlas: la Misión de Santiago de Jalpan representa la defensa de la fe; tuvo en su remate en relieve al apóstol Santiago en su advocación de Matamoros, el cual fue relevado en 1898 por un reloj que perdura hasta la actualidad; asimismo se puede ver, de abajo hacia arriba, a san Pedro y san Pablo como padres de la Iglesia, después a santo Domingo y san Francisco como los restauradores; hacia la bóveda celeste aparece la Virgen María en dos distintas advocaciones, de Guadalupe y del Pilar. Esta es la única misión que deja ver a líderes indígenas como lo son los Xitas; igualmente es la única en cuya capilla abierta asoman elementos decorativos, como La Inmaculada Concepción, con algunos elementos de la pasión debajo de ella.


La misión, al ser la primera, debía estar dedicada al patrono de toda España, marcar las directrices para las demás y servir de ejemplo en su culto, operación y administración, sin duda un sistema de misiones productivo por su manejo de cooperativas sociales que ayudaron a la prosperidad de la región.

 

Su interior perdió todo el contenido barroco de sus retablos y poco queda del arte sacro original; lo de más valor es quizá el cristo yacente de la capilla anexa, así como hermosos lienzos de la sacristía, con representaciones de san José, la Virgen María y la Virgen de Guadalupe. También un claustro muy bien conservado.

 

 

El camino de San Junípero Serra

 

Inspirados por todo lo anterior, un grupo de amantes de la epopeya de san Junípero Serra , junto con la diócesis de Querétaro, presentaron el Camino San Junípero Serra, un ambicioso proyecto turístico.

 

«Un día más es un día menos», decía Junípero Serra, un hombre robusto en su entereza, voluntad, entusiasmo y fe. Estas dos décadas del Patrimonio Mundial se festejan con la reciente restauración de la Misión de Landa y, este año, la de Jalpan, intervenciones que mejoran y fortalecen la conservación y crecimiento del turismo. Igualmente, haciendo un itinerario cultural aterrizado en el Camino San Junípero Serra, con proyección de diez diferentes rutas que lo conforman; ejemplo de ello, la ruta franciscana que va de la Misión de Tancoyol a Jalpan y la del Agua, que inicia en Arroyo Seco y, como todos, termina en Jalpan.

 

 

Caminatas como esta, de tres o cuatro días, como la del Agua —en la que en buena medida se aborda el río Santa María y manantiales próximos a Jalpan—, obligan a comer frutos de los árboles constantemente y no parar de tomar fotos, meterse al río en algún momento y observar el cielo y los enormes árboles. Los amaneceres serranos son únicos por la caricia de las nubes a la tierra y montañas, sus aromas del campo húmedo, decenas de plantas y árboles que desprenden sus olores naturales y la posibilidad de encontrar distintas especies de mamíferos, aves y mariposas. Una iniciativa que lleva a tener diálogos con el interior y con los demás caminantes y a atestiguar la alegría de los serranos y su generosa hospitalidad, quienes abren sus casas y brindan alimentos y ayuda. Es una oportunidad para llenarse de aire puro y energía una vez que se vive esta grata experiencia.

 

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