Los Xitaces de Villa Progreso

En RUTA

Por Tolmai Barrón

 

Desde un mes antes del Miércoles de Ceniza, en la delegación de Villa Progreso, en el municipio de Ezequiel Montes, se empiezan a escuchar en las calles de los diferentes barrios y sectores los llamados chicotazos. Son los Xitaces, hombres disfrazados de mujeres y personajes enmascarados que anuncian el carnaval próximo a realizarse; mediante bailes, gritos y el sonido de sus chicotes —elaborados de ixtle—, van anunciando que la Cuaresma está cerca, lo que significa que el carnaval está por llegar.

 

 

En el oriente de México, en el territorio cultural de la Huasteca, se encuentra uno de los núcleos de población otomí que ha integrado el carnaval al calendario ritual, vinculado con el ciclo agrícola. Sus creencias y prácticas religiosas se centran en el culto a los seres sagrados de la tierra y del mundo subterráneo, ámbitos del universo donde actúan los «aires malignos» y el Señor del Inframundo Tzithú o Damanztó (el devorador de los humanos), al que es equiparado y representado con el Diablo de la tradición judeocristiana. El carnaval se realiza con el fin de contrarrestar el mal y encausar sus acciones hacia el equilibrio del universo que posibilita los beneficios para la salud, la actividad agraria, la seguridad social y la prosperidad económica. Se les conmemora con una ofrenda consistente en alimentos, bebidas, copal, velas, flores y, principalmente, con música y danzas. Las plegarias y oraciones son indispensables para la comunicación con estas entidades sagradas de carácter ambivalente, pues tienen la posibilidad de actuar entre el bien y el mal: dan beneficios y los quitan, protegen y dañan; lo conveniente es calmar su ira y mantenerlos contentos para obtener su tutela.


En el caso de Villa Progreso, la algarabía de los Xitaces es medular llegada la hora del carnaval, que tradicionalmente se realiza un domingo antes del Miércoles de Ceniza; bajan a la plaza principal con música, ya sea de viento o trío huasteco, para divertir a la gente, y mediante los chicotazos ahuyentar el mal que impera en estas fechas. A pesar de que se ha adaptado en su música, vestimentas y eventos, en este año, se pretende rescatar el carnaval tradicional con un desfile de más de doscientos participantes (entre locales, del municipio de Colón, de Temascalcingo, Estado de México, y comparsas del municipio de Amealco), con carros alegóricos y coronando a la reina Xita. Los visitantes que acudan el sábado primero y domingo dos de marzo, podrán apreciar esta tradición de siglos atrás.

 

 

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