De la biznaga a la esperanza
En CULTURA
Por: Arcelia Guadarrama
Hace unas semanas, tuve la fortuna de recorrer dos jardines botánicos y un invernadero en Querétaro, espacios que albergan especies raras y fascinantes, y que me permitieron comprender la importancia de la conservación de la biodiversidad. Durante el recorrido, mis ojos se maravillaron al contemplar la belleza de una Mammillaria herrerae, cactácea endémica de del semidesierto queretano, catalogada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) como especie en riesgo de extinción. Esta experiencia no solo fue un deleite visual, sino también una lección sobre la fragilidad de estos ecosistemas y la necesidad de protegerlos.
Al escuchar palabras como cactáceas o suculentas, quizá se piense en imágenes comunes: un nopal, un órgano, un agave o una biznaga. Sin embargo, el mundo de las plantas del semidesierto es mucho más diverso y sorprendente de lo que imaginamos. Querétaro, con su riqueza vegetal, es un ejemplo perfecto de esta variedad. Lo más valioso de visitar estos lugares es entender por qué es crucial no extraer estas especies de su hábitat natural y cómo su conservación contribuye al cuidado del medioambiente. Comparto mi experiencia en estos tres espacios, que no solo resguardan especies emblemáticas del semidesierto, sino que también promueven la educación ambiental y la investigación científica.
JARDÍN BÓTANICO REGIONAL
Desde el momento en que ingresas a este jardín, biólogos especializados te dan la bienvenida con una introducción al fascinante mundo de lasplantas que estás a punto de explorar. Conforme avanza el recorrido, la variedad de especies nativas del semidesierto de Querétaro, Guanajuato e Hidalgo dejan sin aliento. Desde pequeños cactus hasta imponentes biznagas centenarias, cada rincón del jardín es una muestra de la riqueza vegetal de la región.
Uno de los momentos más impactantes es recorrer el área de las biznagas tonel doradas, donde estas plantas redondas y espinosas reflejan la luz del sol, creando un efecto dorado que invita a capturar la escena en fotografías. Con más de quinientas especies de más de sesenta familias botánicas en conservación y sesenta y siete en él área silvestre, muchas de ellas nativas, este jardín es un santuario de biodiversidad.
Impresiona el banco de germoplasma y los programas de reintroducción de especies amenazadas. Aunque no todos los invernaderos están abiertos al público, hay una sala especial donde se puede observar el proceso de crecimiento de las plantas, desde la semilla hasta la maceta. Este espacio también forma parte de un programa de adopción, donde puedes llevarte una planta a casa bajo la supervisión de expertos que te brindan consejos para su cuidado.
Para los más aventureros, el área silvestre del jardín ofrece una experiencia única. Aunque no es recomendable para personas con movilidad reducida, adentrarse en esta zona te permite observar, desde los miradores, un impresionante bosque de yucas que se alza majestuosamente. El recorrido completo dura aproximadamente tres horas, y llegar es sencillo: solo basta con seguir la carretera 100 hacia Cadereyta luego las señalizaciones hacia el ejido Las Fuentes. Este jardín no solo es un referente local, sino también global, ya que pertenece a redes internacionales de conservación y es miembro consultivo del International Advisory Council del BGCI.
JARDÍN BOTÁNICO DE LA UAQ
Si se busca una experiencia más cercana a la ciudad, el Jardín Botánico de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), ubicado en el Campus Juriquilla, es una excelente opción. Certificado como Unidad de Manejo Ambiental (UMA) por la Semarnat,este espacio combina investigación y divulgación científica.
Al inicio del recorrido, las biólogas encargadas te reciben en el invernadero para explicarte los esfuerzos de conservación que realizan. Aquí conocí el peyote, una planta endémica de la región, y nuevamente me encontré con la Mammillaria herrerae, esta vez con sus flores lilas, aun que cerradas debido a la hora de la visita. Este jardín también cuenta con un programa de adopción de plantas y promueve prácticas sostenibles, como la generación de composta.
El recorrido dura aproximadamente una hora y media y permite admirar una gran variedad de cactáceas, suculentas y plantas medicinales. Incluso, si solo deseas relajarte, puedes solicitar permiso para disfrutar de un momento de tranquilidad entre la naturaleza. Para poder acceder a este jardín es necesario hacer una reservación y se cobra una cuota de recuperación, pero realmente vale la pena, porque las responsables del jardín llevan a un viaje espectacular a lo largo del recorrido. Y, aunque la extensión de este jardín no es tan amplia, recomiendo acudir con calzado y ropa cómodos, además de un buen sombrero para cubrirse de los rayos del sol.
INVERNADEROS QUINTA FERNANDO SCHMOLL
De regreso en Cadereyta, visité este histórico invernadero, fundado en 1920, que alberga una colección de cactáceas y suculentas no solo de México, sino también de lugares tan lejanos como África. Este centro colabora con instituciones, entre ellas la UAQ, para realizar estudios sobre conservación y propagación de especies.
Lo más emocionante es observar ejemplares únicos y aprender sobre los esfuerzos para preservarlos. El recorrido dura aproximadamente cuarenta minutos y comienza con un video que relata cómo inició este invernadero, narrado en parte en la voz de Janette Wagner, licenciada en Horticultura Ambiental y nieta de los fundadores, y las colaboraciones que se han hecho hasta el día de hoy. Posteriormente se pueden recorrer las dos salas de invernadero con una gran variedad de especies de la región y otras más que la familia trajo hace muchos años de distintas partes del mundo.
Al finalizar, el invernadero obsequia una bella macetita y, si así se desea, se puede continuar el recorrido en la zona silvestre que está en la parte trasera de la Quinta. Antes de partir, es posible adquirir una maceta con especies tanto endémicas deQuerétaro como de otras regiones del mundo. Aunque las tres sedes son apropiadas para personas de todas las edades, me parece que la Quinta Schmoll lo es más para personas de la tercera edad, pues no enfrenta retos al recorrer el territorio de las exposiciones. Sin embargo, el área silvestre sí es solo para aventureros, debido a que, al ser silvestre, no cuenta con terreno adecuado para personas de poca movilidad.
Cada uno de estos lugares me dejó una enseñanza invaluable: la riqueza vegetal de Querétaro es un tesoro que debemos proteger. Estos jardines e invernaderos no son solo atractivos turísticos: son centros de conservación, educación y esperanza para nuestro planeta.Explorar los jardines botánicos e invernaderos de Querétaro permite descubrir la biodiversidad del semidesierto y apreciar el esfuerzo científico y de conservación dedicado a preservar la riqueza vegetal de la región.