Los rastros del Mundial
En CULTURA
Los rastros del Mundial
Además de en la memoria de los aficionados, en Querétaro el Mundial de México 86 pervive en algunos fragmentos de la ciudad, ya sea en una escultura urbana, en el que fuera hotel de concentración de la selección alemana o en una casa hogar cuyo vestigio se traduce no solo en lo inmaterial de un recuerdo, sino en la solidaridad que recuerda que el «fútbol es lo más importante de lo menos importante».
Fuente de los balones
Hace unos años, con motivo de la revelación del logotipo de la actual Copa del Mundo, la FIFA realizó una encuesta en redes sociales para saber cuál era el mejor de su historia, resultando ganador el de México 1986, diseñado por Rubén Santiago. El inconfundible emblema compuesto por un balón y una representación 2D del globo terráqueo quedó, además de en publicidad, camisetas y demás memorabilia, en las monedas conmemorativas —de oro y plata— y en la fuente de México 86 localizada en el trébol de la intersección de la avenida Luis Pasteur y la carretera 57.
Casa Hogar El Oasis del Niño
Como recuerda Manuel Naredo en su colaboración de este número, la hospitalidad de los queretanos con la delegación alemana llevó a que los miembros de la Federación Alemana de Fútbol se acercaran a la casa de cuna queretana El Oasis del Niño, ubicada sobre la calle 16 de Septiembre, y a la clínica Vicentina para madres solteras para brindarles un apoyo que hoy, treinta y seis años después, continúa. Además de los ocho goles, la selección germana cuenta con este gesto de generosidad en sus datos del campeonato mundial.
Hotel Hacienda Jurica
El recuerdo de la selección subcampeona, en la que por entonces contaba con jugadores como Lothar Matthäus y Karl-Heinz Rummenigge a las órdenes de Franz Beckenbauer, también pervive en la antigua hacienda del pueblo de Jurica —hoy Hotel Hacienda Jurica by Brisas—, sitio en el que se concentró el equipo durante el Mundial, alrededor del cual se juntaban aficionados para poder conocerlos.