La Pessoa: una cafebrería de heterónimos
En PANORAMA
Este 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro —por la supuesta coincidencia de la muerte de los escritores William Shakespeare, Miguel de Cervantes e Inca Garcilaso de la Vega—, por ello conversamos con quienes acomodan, reservan, organizan y comparten libros en la Cafebrería Pessoa. Una respuesta desde varias voces con la intención de «indagar en las perspectivas diversas y abonar en la idea de la multiplicidad».
¿Cómo describirían su labor?
Lalo (L): Al igual que Pessoa (persona en portugués) en el que cohabitan muchas sensaciones, así también en el librero cohabitan
historias, vidas, mundos; es acumulador para compartir desde múltiples realidades todo eso que alberga.
Frida (F): Consiste en leer y compartir los sentires alrededor de las lecturas, en recomendar y conocer al otro a través de ellas. También en estar abiertos a nuevos libros, autores y opiniones abriendo el diálogo.
Sofía (S): Empezó desde antes de que me diera cuenta, albergando historias y pensamientos en el buró juntoa mi cama y, más tarde,
procurando esa experiencia a través de compartir escritura, poesía y música en un entorno cubierto por la literatura.
¿Cuál es el carácter de La Pessoa y cómo se ha construido?
S: La curiosidad cultural satisfecha alrededor de una comunidad que se subscribe a través de la literatura y el café.
F: Se construye de la gente que viene, de lo que se comparte y se crea. Es un espacio que va más allá de ser librería y cafetería, y busca generar comunidad en la diversidad.
L: Un constante descubrirse en las sensaciones de lo escrito, del libro-objeto y su elaboración, del compartir todo ello con otros y recibir sus sensaciones. Es el encuentro su pretexto de la curiosidad y la generación de comunidad.
¿Qué lleva a alguien a abrir una librería?
F: Creo que nace de un lugar de necesidad, de curiosidad y de buscar compartir historias.
S: Personalmente por la necesidad del cambio y el movimiento. La literatura y la cultura son elementos que nos mueven y que definen puntos de partida. No solo desde un aspecto espacial, sino desde una forma de pensar, percibir y conocer.
L: Tal vez lo inusitado del evento. De allí, la curiosidad, la pasión, el gusto: el hálito del demiurgo. Esa necesidad de moverse, de indagar, de arrojar una semilla. El movimiento y aura que uno encuentra en el libro es lo que motiva a alguien. No veo gran diferencia entre el librero, escritor, editor y lector: cualquiera realiza las otras actividades en su cotidiano.
¿Cuál es el libro que más han recomendado estos años?
L: Un lugar seguro, de Olivia Teroba, porque es un texto a manera de ensayo y reflexión sobre lo que parece ser su vida. Tal vez es lo que ahora llaman autoficción. Está tejido entre los acontecimientos y la intimidad y denota una carga impresionante de sensaciones y sentimientos.
S: Perras de reserva, de Dahlia de la Cerda. Me emocionó leer la diversidad de mujeres envueltas en contextos socioeconómicos distintos pero similares con respecto a violencia, machismo y narcotráfico, generando cierta empatía y añadiendo tintes de humor negro que voltean la mirada que uno tiene sobre la violencia en México.
Cafebrería Pessoa
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